miércoles, 16 de febrero de 2022
Gran Jueves. Bendiciones
“Por esos días en los que te levantas y todo te resbala... uno de esos días en los que “quieres, puedes”, vas y lo consigues...
Porque hay días en los que sentirse guapa con cualquier cosa no depende de que te miren, sino de que te vean...
Por esas mañanas de café, prisas y moños despeinados que se convierten en tardes de risas y cervezas en una terraza cualquiera...
Por esos días en los que el destino llama a tu puerta sin avisar y te cambia la vida de golpe y para bien... por todos esos grises que se empeñan en teñir mi mundo y yo coloreo con mi caja de colores.
Porque el chocolate lo cura todo y la ginebra te hace inmune... porque hoy toca abrir puertas, ventanas y que, entre el aire a raudales, aunque sea frío, que ya buscaré donde calentarme...
Porque voy a quererme mucho, tanto que no habrá amor capaz de superarme... porque tú me inspiras y yo me muero porque pones mi mundo patas arriba...
Que si no arriesgo no gano, tengo poco que perder y mucho que aprender y que, si el 1 es tu número de la suerte, pues apostamos todo al “as de corazones” ...
Que los días son cortos, las noches pueden ser locas y mis promesas eternas... que la música se siente, los momentos se saborean y el amor... se hace!!
Que no estoy para perder el tiempo, ni el tren, ni la paciencia por el camino... que si dudo me arrepentiré, que se vive plantándole cara al miedo... que soy mía y de nadie más... que tu propones y yo decido... que, si no te obligo,
no exijas y que si te olvidas de vivir, nada de lo que un día soñaste, habrá merecido la pena...
Ese gran amor
Un gran amor, un gran amor lejano
es algo así como la enredadera
que no quisiera florecer en vano
y sigue floreciendo, aunque no quiera.
Un gran amor se nos acaba un día
y es tristemente igual a un pozo seco,
pues ya no tiene el agua que tenía
pero le queda todavía el eco.
Y, en ese gran amor, aquel que ama
compartirá el destino de la hoguera,
que lo consume todo con su llama
porque no sabe arder de otra manera.
JOSE A. BUESA.
es algo así como la enredadera
que no quisiera florecer en vano
y sigue floreciendo, aunque no quiera.
Un gran amor se nos acaba un día
y es tristemente igual a un pozo seco,
pues ya no tiene el agua que tenía
pero le queda todavía el eco.
Y, en ese gran amor, aquel que ama
compartirá el destino de la hoguera,
que lo consume todo con su llama
porque no sabe arder de otra manera.
JOSE A. BUESA.
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