google.com, pub-5586298736741103, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Sueños de Amor Y Magia

viernes, 29 de octubre de 2021

Cuatro miedos de la vida.

 


Vencer cuatro miedos de la vida.
1. Miedo a la soledad.
Hay dos opciones que se pueden considerar: La primera es que el ego trabaja en su banal causa de hacerte creer que realmente estás solo, que tu estás unido a los demás, con el fin de sentirte protagonista de la vida y encontrar el reconocimiento, en todos los niveles que te imagines, en la familia, en la pareja, en el grupo de amistades, en el trabajo y en la sociedad. La segunda opción es que el espíritu desea que recuerdes que eres parte de una Totalidad. Que tú siempre estás unido a la energía integradora de Dios, que se manifiesta en una llama interior que tú posees, una luz que debes expandir. Cuando le das fuerza a esa luz interior, comienzas a mirar con los ojos de tu corazón y empiezas a ser consciente de que siempre tienes compañía. Es la compañía con tu ser interior y con tu Creador Supremo. Llegarás a comprender que la soledad es una maravillosa oportunidad de la vida para compartir contigo mismo; y justamente en este momento, empezarán a aparecer aquellas personas que vibrarán con tu misma sintonía e intensidad.
2. Miedo a la escasez.
Superar el miedo a estar escaso, sin dinero u oportunidades para ser cada vez más abundante requiere de un trabajo contigo mismo. Debes darte la oportunidad para considerar que tus emociones sientan ese “deseo de merecer lo mejor para tu vida”. El sentimiento de víctima, es una señal de que el fantasma del miedo esta invadiéndote.
Hay una palabra de siete letras que, cuando la repites, empieza a dar claridad al estado de abundancia que hoy tienes. Esta palabra es “GRACIAS”. Cuando agradeces por todo cuanto tienes en este momento y por lo que llegará a ti, comienzas a ser perceptible de todas las cosas que Dios te ofrece cada día. Gracias Dios por abrir los ojos este día de hoy, por poder respirar un día más. Gracias por la cama donde duermo, por las situaciones que parecen adversas, pero me dejan sabiduría. Gracias Dios, por la sonrisa que me regalo esa persona que no conozco. Gracias Dios, por Tener trabajo, por la comida caliente, por la taza de café. Agradece y, en poco tiempo, todos tus deseos comenzaran a materializarse.
3. Miedo a la enfermedad.
La enfermedad es un desequilibrio de tu estado de conciencia. Cuando empiezas a sentirte débil, está claro que perdiste tu fortaleza interior. “Enfermedad”, es una palabra compuesta del latín “in-firmus”, que significa “sin firmeza”. Si comienzas a erradicar las auto-culpas, estarás dejando las cárceles del saboteo mental y te liberarás de estas ataduras. El filosofo Platón dijo: “Mente sana en cuerpo sano”. Piensa positivo respecto de ti mismo. La enfermedad se contagia, perjudicando a otro ser, como se puede contagiar la salud. Reconcíliate con el pasado, perdona íntimamente en tu alma todos los sucesos de dolor y llena tu corazón de alegría, perdón y paz. Permanece también en silencio, porque Dios te hablará en este espacio de meditación. El remedio para la enfermedad es el amor. Te darás cuenta que, de todos los medicamentos, el amor también crea adicción. Conviértete en un “adicto al amor”, llénate de amor, ya que nadie puede otorgar lo que no tiene, da amor y recibirás a cambio amor. Estarás cada vez mas sano y lleno de vitalidad. El mundo necesita que estés saludable, para poder cumplir tu rol de ser un gestor de cambios en este planeta, que necesita curar su alma. Si hay algo de lo que podemos estar seguros es que, cuando Dios lo disponga, partiremos de esta vida, no antes, ni después. Cuando el médico nos da la primera palmada para que comencemos a respirar, se activa la cuenta regresiva, ese tic-tac que nos indica que vamos yendo hacia el día en el que debamos parar.
Es por eso que la vida es un constante pre-parar, es decir, una invitación a trascender en cada instante vivido, hasta que llegue tu turno de parar.
4. Miedo a la muerte. Cierra tus ojos un momento e imagina que hace una semana que has muerto y que estás en el cementerio visitando tu propia tumba. Miras tu lápida y lees tu nombre, tus fechas de nacimiento y de partida de este mundo. A continuación, piensa en cual es la frase que escribiría la humanidad acerca de ti, en tu propia lápida: ¿Qué dirían de ti?. ¿Qué fracasaste en muchas de las áreas de tu vida?. ¿Qué la gente agradece que hayas partido, porque les hiciste la vida amarga?. O, qué sienten profundamente tu partida y que dejaste un espacio vacío en la humanidad, que nunca nadie podrá llenar. ¿Qué diste?. ¿Qué cediste?. ¿Qué donaste?. ¿A quién ayudaste?. ¿De qué te privaste?. Escribe en un papel que es lo que deseas que quede grabado en la piedra, cuando partas de este mundo. Trabaja, día tras día, para acercarte a este enunciado que declaras. El miedo a la muerte se supera, cuando tu meta es proyectarte en la trascendencia de tu entrega, bondad, generosidad, desprendimiento, altruismo, amor al prójimo, capacidad de despojarte, sin condiciones, sin esperar retribuciones, que vivirás en la memoria y los corazones de quienes hiciste contacto en la vida e hiciste felices.

Que nadie logre enfriar tu corazón.


 

Pienso que me voy a morir


 

No llores por mi partida


 

Hasta mañana, bonitos sueños

El día termina, pero antes
que se cierren mis ojos,
quiero decir gracias Señor
por otro día vivido.
Buenas Noches.

 

A disfrutar del fin de semana.Bendiciones.


 La vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. La vida es impredecible. 
Todo se puede desmoronar en un instante o todo puede mejorar como arte de magia. 
Muchas de las veces se nos olvida que todo es fugaz.
La vida es efímera y muchas veces no nos da tiempo de nada. En fin así es la vida y, aun así se nos olvida corta es. 
No nos damos cuenta que la vida se nos va cada día y nos olvidamos decir un te quiero a tiempo, abrazar a tiempo, llamar a personas que no frecuentamos seguido. 
Se nos olvida que los silencios destruyen vidas. Se nos olvida que la vida es fugaz. 
A disfrutar del fin de semana.
Bendiciones.

¡Honraré tu vida con la mía!




Desde que te fuiste entendí muchas cosas.

Espero poco a poco irme recuperando y reconstruyendo alrededor de tu partida y el sufrimiento que me causó.

Espero después sentirme un poquito más completa y pueda  encontrar un nuevo sentido a la vida.

Pero necesito decirte que desde que te fuiste no he vuelto a ser la misma, ni tampoco quiero serlo.

Te cuento que ahora entiendo que no te fuiste para dejarme, sino que LO HICISTE PARA QUEDARTE.

Te veo tan vivo. Tan real en todas partes;

en mi ser, en la naturaleza y en todas las personas con las que te cruzaste.

Te cuento que a veces la soledad llega, la tristeza también, pero ya no consumen; acechan pero no atacan; argumentan pero no convencen. 

¿Y cómo habrían de hacerlo? 

Si te siento tan vivo como siempre.

Lentamente mis lágrimas se fueron convirtiendo en sonrisas, sin sentirme culpable.

Poco a poco mi dolor se transformó  en AMOR... pues tus recuerdos se transforman en VIVENCIAS. 

Te prometo que me prepararé, lucharé y sobre todo viviré, para que cuando nos volvamos a encontrar, te sientas orgulloso de lo que juntos logramos hacer.

PUES AHORA Y SIEMPRE SEGUIRAS VIVO EN MI.

Créditos al autor 

¡Honraré tu vida con la mía!


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