google.com, pub-5586298736741103, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Sueños de Amor Y Magia

jueves, 9 de septiembre de 2021

Un nieto o nieta la total alegría de sus abuelos


 

DIFERENCIA ENTRE EL AMOR Y EL APEGO

 


DIFERENCIA ENTRE EL AMOR Y EL APEGO
El apego es cuando quieres a una persona para que te haga feliz y te dé lo que tú deseas.
Es un sentimiento de dependencia, de enganche: "no puedo vivir sin ti", "sin ti mi vida no tiene sentido", "tú me haces feliz"...
Cuando hay enamoramiento, hay apego. Es un estado ilusorio de la mente. No hay libertad, sino dependencia, esclavitud.
En una relación de apego, la pareja necesita al otro para que él la complete, para que llene su vacío interior, para que la haga feliz. Y si no le da todo lo que necesita, hay un gran vacío interior y mucho sufrimiento.
Cuando en lugar de apego, hay amor en una pareja, lo más importante es "Desear que el otro sea feliz".
Pase lo que pase, decida lo que decida, tanto si está con nosotros o no, el amor verdadero únicamente desea la felicidad del otro.
No hay dependencia, pues cada uno es una fuente de amor, ninguno llena el vacío del otro, pues cada uno está lleno de amor, y entonces lo comparten.
En una relación de amor, hay libertad, hay expansión de la conciencia. Es una ayuda mutua para el camino espiritual de las dos personas que están compartiendo amor.
Enamorarse significa en apegarse. Es mental, egocéntrico, no hay madurez, hay escasez emocional y buscas al otro, necesitas al otro para que te llene y de haga feliz.
Cuando estás enamorado, te pierdes a ti mismo. Es una perdida de la conciencia, pues se vive en un estado totalmente ilusorio, del ego.
En cambio, cuando en lugar de haber enamoramiento, hay amor como capacidad de comprensión, no hay ego, no hay mente, es un amor del corazón, del alma, y puedes estar con la otra persona, y en soledad, porque al estar tú lleno, al ser una fuente de luz y de amor, no necesitas que el otro te llene. 
Lo que haces cuando hay amor verdadero es darlo al otro para que sea feliz.

Nunca fui de despedidas.

 


Nunca supe muy bien cómo despedir a aquellos que jamás quise que se fueran. Lo cierto es que yo nunca fui de despedidas. Odio el último beso y el último abrazo. Y la palabra ‘adiós’ siempre estuvo en el lado de las que nunca quiero nombrar. 
Pero un día llega el momento en el que tienes que hacerte más fuerte que nunca para hacerlo. Y aun así, no he sido capaz. Porque soy de las que piensa que hay personas que no se van, aunque ya no estén. Porque no se puede decir adiós a los que no se van a ir. Eso no tiene sentido.
Así que traté de despedirme de la forma que sé, a mi manera. Trate de guardar fotos y retener recuerdos. De mantener por siempre olores en mi olfato, y sonidos en mi oído. Y grabé en mi retina cada una de las sonrisas, miradas y momentos que merecían la pena, mientras trataba de sentir, una vez más, cada uno de los abrazos.
Yo nunca fui de despedidas, pero un día tuve que mirar al cielo y aprender a echar de menos.

Cuando tienes a Dios en tu camino


 

Buenos días.


 Buenos días...café en mano...

FE en el espíritu... AMOR en él corazón …serenidad en el alma...estamos listos MUNDO.

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