google.com, pub-5586298736741103, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Sueños de Amor Y Magia

viernes, 27 de septiembre de 2019

Te he entregado mi corazón.

Te he entregado mi corazón.
Cuídalo como un vaso frágil.
Porque una vez que se rompa
y aunque lo pegues ya no

quedará igual.

Procura siempre, rodearte de seres con el alma pura



Rodéate de seres de luz…y se la luz en el camino
«Si dices: Te extraño» y el otro lo mismo no siente: la energía se pierde..
Si das un abrazo muy fuerte y el otro no lo sostiene la energía se pierde.
Si cocinas algo rico y al compartirlo con amor el otro no lo ve y no lo agradece, la energía se pierde.
Si quieres expresarte amorosamente y el otro no te comprende, la energía se pierde.
La energía debe fluir libremente, como un espiral ascendente, si esto no sucede habrá un derroche energético y lo más evidente será, que te sientas triste, cansado e impotente.
Si tú pretendes ayudar y el otro ayudarse no quiere, la energía se pierde.
Por lo tanto procura siempre, rodearte de seres con el alma pura, seres que te recuerden tu inocencia, que te permitan ser tu mism@, seres que entiendan lo que tú vales…Y siempre reflejen la Luz que tú emites. 






Según van pasando los años


Según van pasando los años
tenemos menos ganas de
llorar por tonterias,y mas ganas

de reír por tonterias.

CERRANDO CICLOS

!!CERRANDO CICLOS!!!
DIOS ha puesto movimientos y secuencias que se cumplen en la naturaleza: el sol y la luna, el día y la noche, todo se mueve en sucesión ordenada conforme al plan de Dios, siguiendo ciclos. Los animales del campo, los hombres y los seres del mar hacen lo que tienen que hacer conforme a los tiempos de Dios y al ciclo de vida (nacer, crecer, reproducirse y morir).
La vida del creyente tiene un tiempo predestinado en la tierra; por tanto, debemos hacer diligentemente lo que Dios nos ordenó, pero para eso, hay que cerrar un ciclo, antes de comenzar otro. Hay que saber discernir cuándo una etapa llega a su fin. Cuando insistimos en alargarla más de lo necesario, perdemos la alegría y el sentido de las otras etapas que tenemos que vivir. Debemos poner fin a un ciclo, cerrar puertas, concluir capítulos, lo importante es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya terminaron.
¿Dejaste el trabajo? ¿Terminaste una relación? ¿Saliste de casa de tus padres? ¿Te fuiste a vivir a otro país? Podemos pasar mucho tiempo preguntándonos por qué sucedió así, pero esa actitud sólo nos traerá un desgaste inmenso. Antes de comenzar un nuevo capítulo hay que terminar el anterior: lo pasado no volverá jamás. Una regla dice que los pendientes se tienen que dejar para mañana, “si no, qué voy a hacer mañana”. Otro dicho popular dice: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. La Biblia dice: No te jactes del día de mañana; porque no sabes que dará de sí el día, Prov. 27:1, ¡Hoy es el día para cerrar ciclos!
Imaginemos a un médico que está operando el cerebro o el corazón a medianoche, y dice: “Bueno, estoy muy cansado, mañana a las siete de la mañana sigo con la operación”. O tomemos como ejemplo al piloto de un avión, el cual de repente dice: “Señores pasajeros, tengo un fuerte dolor de cabeza, voy a descansar, al rato vengo a seguir piloteando el avión”. O el jefe de bomberos que al ser solicitado su servicio debido a un fuerte incendio en una gasolinera, dice: “Ya tomé su mensaje, pero mañana a primera hora ahí estaremos sin falta”, ¡Esto no es lógico!
Los pendientes generan consecuencias que en ocasiones pueden ser graves y hasta mortales. Las cosas pendientes, sin resolver, son como grandes bolsas de arena que pesan sobre la cabeza. Y los ciclos no cerrados generan pendientes, y los pendientes son obstáculos que nos impiden avanzar, que nos estancan. Debemos resolver los asuntos pendientes para cerrar ciclos. Cuando ignoramos cómo se mueve Dios y que Dios es un Dios de cambios, nos aferramos a las experiencias o épocas pasadas y nos amedrentamos cuando Dios nos cambia el escenario para llevarnos a nuevas experiencias. En ocasiones, por no querer salir de nuestra zona de confort, comodidad o seguridad.
Los ciclos sin cerrar son parte de las cosas que nos impiden avanzar en la perfección de Jesucristo. Incluso, son causa de que las bendiciones de Dios no nos visiten, pues ¿cómo Dios ha de confiar nuevas bendiciones a alguien que no es formal ni serio para terminar o finiquitar sus asuntos pendientes? Dios no deposita sus tesoros en alguien que tiene una lista de asuntos pendientes o sin resolver. Para cerrar ciclos debe haber cambios; los cambios implican un proceso, no son instantáneos.

jueves, 26 de septiembre de 2019

Con los años he aprendido, que la tristeza no es eterna


Con los años he aprendido,
que la tristeza no es eterna,
que los malos momentos pasan
y que los buenos siempre llegan,
que el desamor puede llevarte a la locura
y que un beso dado en el
momento justo todo lo cura. Con los años he aprendido,
que la gente que realmente te quiere
está cuando más lo necesitas,
que cuando la vida te sonríe
amigos nunca te faltan,
y que cuando las lágrimas brotan
son los primeros que marchan. Con los años he aprendido,
que no soy tan feo como yo me veo
ni tan guapo desde tus ojos,
que aunque la belleza atrae
es el alma el que enamora. Con los años he aprendido
que el dinero se cuenta en sonrisas,
que las personas más ricas
no son las que más dinero tienen,
y que si alguien quieres hacer volar
antes de nada debes saber
que las alas no se pueden comprar. Con los años he aprendido,
que las verdades a veces duelen
pero no duran para siempre,
mientras que las mentiras matan
y se convierten eternas. Con los años he aprendido,
que los hombres más felices
no son los que buscan muchas mujeres,
si no los que en Una encuentran
todo lo que buscaban. Con los años he aprendido,
que llorar no es de débiles
ni correr es de cobardes,
que a veces no hay decisión más valiente
y que produzca más sufrimiento
que llorar y salir corriendo. Con los años he aprendido,
que hay personas que nunca mueren,
que aunque ya no estén entre nosotros,
en nuestro corazón siempre estarán presentes.


Quedarse no cualquiera sabe

No se nos olvidó querernos,
se nos olvidó quedarnos,
y es que querer cualquiera
puede, pero quedarse no

cualquiera sabe.

Cuando me descubrí enamorada

Me descubrí enamorada,
cuando supe que deseaba
tomar su mano y besar sus

labios cada día de mi vida.

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