google.com, pub-5586298736741103, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Sueños de Amor Y Magia

jueves, 29 de septiembre de 2016

Los días grises


Los días grises
Los hay, desde luego. ¡Y muy frecuentes!
Hay días en los que brilla el sol y la vida sigue como siempre: las cosas no han cambiado, nada urgente nos falta en apariencia y sin embargo... Nos sentimos mal, como incompletos, como... insuficientes, como desalentados y extraños.
Ese día en que abres los ojos y no sabes por qué, traes un desánimo que te nació en el sueño, que te brotó en lo alto de la noche y se filtró a tu alma gracias a quién sabe que asociaciones oscuras y angustiosas.
Ese día en que te cuesta trabajo levantarte. ¡Ayer estaba todo bien! Ese día en que presientes que nada va a ir como tú lo deseaste, ese día que no tiene color, cuyas primeras horas son de laxitud, recelo o ligera zozobra.
Ese día, es un día que nació gris.
Nunca se puede evitar esto. La química de nuestro cuerpo, la inercia de nuestra psique, la reacción desconocida de factores internos a estímulos que no descubrimos todavía, nos quieren pintar este día de gris. Gris opaco. Gris depresivo. Gris pasivo. Gris marginal.
Pero...
Lo que sí puedes hacer, cuanto antes, es tomar tú mismo, tú misma, la decisión de activar tus propios pinceles y aprovechar ese gris neutro para inundarlo de figuras diversas: ¡Flechas verdes, curvas doradas, zig-zags blancos, puntos azules!
Puedes convertir en unos cuantos segundos o minutos ese panorama triste en un deseo realizable, un canto que te estimule, un silencio que te hable.
No hay días grises... ¡todos son iguales! 
Quien les da color eres tú.
Quien es capaz de alegrarse con la lluvia o admirar la tempestad, eres tú. Quien se echa a llorar bajo un sol espléndido o un cielo maravilloso, eres tú. Porque no son los días los que te dan color. Eres tú quien puede pintar como desees, cada día.

La vida es un gran sueño

La vida puede ser deprimente

Por si me olvido decirlo

Que si soy fuerte?

La vida es dura


La vida es dura ...pero con los bellos momentos se aprende que aunque las lágrimas nos ensucian el rostro , terminan limpiandonos el corazón.

Deja que un sentimiento te abra


DEJA QUE UN SENTIMIENTO TE ABRA POR COMPLETO
He aquí las malas noticias:
No puedes ‘superar’ un sentimiento. 
No puedes ‘pasar’ de él.
No puedes liberarlo. 
No puedes dejarlo ir. 
No lo puedes transformar o transmutar. 
Ni siquiera puedes sanarlo.
Todas esas ideas vienen de la mente, 
no del cuerpo, no del Corazón.
Todas ellas son formas sutiles de violencia, 
sigilosas formas de decirle ‘no’ a un sentimiento, 
con el fin de hacerlo desaparecer, 
de llevarlo a la muerte.
Aprendemos a dejar ir ese ‘dejar ir’. 
Olvidamos el intento de liberar. 
Ponemos fin al agotador esfuerzo de sanar.
En su lugar, estamos presentes. 
Ofrecemos al sentimiento nuestra simple presencia. 
Nuestra atención libre de resistencia. 
Nuestro amor.
He aquí las buenas noticias: 
En este campo de presencia 
el sentimiento deja de ser un problema, 
un enemigo, una aberración, una mancha, 
un obstáculo para la libertad.
Ya no es ‘algo malo’. 
Ya no es ‘negativo’. 
Ya no es una amenaza. 
Ya no es un hijo no deseado.
Ahora eres su guardián, su protector, 
su amoroso padre, su Hogar.
Y es acogido con gran ternura, en un apacible espacio de aceptación, 
el sentimiento se queda por un rato, o se va, 
o regresa, 
o nunca regresa, 
pero de cualquier manera, 
estás sanado de la necesidad 
de encontrar sanación en algún otro lado.
No sanas sentimientos, 
ellos te sanan, cuando les permites 
guiarte de vuelta 
a tu Completud original, 
a tu amorosa naturaleza, 
a tu respiración, 
a tu lugar en esta Tierra.

Entrada destacada

El milagro de existir

+-