Nada es casual. Así que relájate, sonríe, acepta y recuerda que,
finalmente, comprenderás. No pelees con la vida. Fluye con ella.
Alguna vez supiste que así era como funcionaban las cosas,
pero una vez más lo olvidaste. Lo sigues olvidando, una y otra vez.
¿Por qué? Quizás porque sea parte de las reglas del juego.
Tus cinco sentidos juegan su rol con mucha eficiencia y te hacen creer que así son las cosas.
Parece todo tan evidente, que no hay espacio para cuestionar nada.
Pero si, puedes cuestionar. Y ojalá lo hicieras. Puedes sentir y meditar y emocionarte y darte cuenta de que eres más de eso que ves cuando te ves.
Puedes percibir que hay algo más. Puedes intuirlo. Y puedes hacerlo,
incluso, en medio de tu carrera detrás de la vorágine cotidiana.
No hace falta que te mudes al Himalaya. Empieza, simplemente,
recordando que nada es casual, que todo es como debe ser y que en algún momento,
quizás no tan lejano, comprenderás. Recordarás. Mientras tanto sonríe, relájate y disfruta del camino.