Me tocó ser fuerte cuando no podía más.
Me tocó sonreír cuando estaba atravesando por una tormenta.
Eso de jugar a ser fuerte ya no estaba siendo divertido.
Días grises que nos opacan la vida y tenemos que pintarnos los labios de rojo para demostrar que podemos con todo.
Porque después de esos días que oscurecen nuestro camino, vienen los días que nos toca ser felices.
La vida es una montaña rusa. La vida no nos enseña a ser fuertes, nos obliga a serlo....