Agradezco a la vida los momentos difíciles que he pasado, aún los más dolorosos.
Porque me ha enseñado que puedo vencer grandes obstáculos, que nadie me ayudará si yo no pongo de mi parte.
Que la soledad no es mala, por el contrario, me sirvió para darme cuenta lo que soy capaz de dar por mí misma.
Que soy fuerte, más de lo que pensaba, que no dependo de nadie, que encuentro mis propias soluciones a lo que se me complica.
Que teniendo salud, puedo lograr lo que sea.
Que la estabilidad emocional, y económica yo misma me la doy, sin depender de nadie.
Y eso es increíblemente bello, porque me hace sentir segura, por que no tan fácil me quiebro, por que salgo adelante fácilmente de cualquier inconveniente y jamás se me cierran las puertas.
Porque no necesito envidiar a nadie, por el motivo claro de que me siento orgullosa de mí, me amo tal cual soy y estoy consciente de lo que valgo.
Y no es ego, es amor propio.
Así que me siento afortunada y bendecida por la mujer que soy.