NO TIENEN LA CULPA...
Tus niños no tienen la culpa del mal día que tuviste.
Tus niños no tienen la culpa de los problemas con tu pareja.
Tus niños no tienen la culpa de tus frustraciones
ni los malos ratos en tu trabajo.
Tus niños no tienen la culpa de tu impaciencia y mal humor.
No tienen la culpa de tu día a día a prisas, de tus gritos y tu falta de calma.
Tus hijos no tienen la culpa de las heridas de tu infancia, de tus penas, de tus miedos. De tu corazón roto.
Ellos llegaron para sanar, para enseñarte a amar de una manera que no imaginaste jamás.
Tus niños te necesitan, pero entero y con fuerzas, con energía para jugar, con dedicación, para que los escuches mirándolo a los ojos.
Te necesitan firme en tus decisiones.
Necesitan tu calma para que tú le calmes en esos momentos de rabietas o cuando la están pasando mal.
Necesitan tu amor, pero también que le pongas límites.
Si tienes un mal día, ellos sabrán hacerte reír.
Si tienes un mal día, ellos sabrán decirte: " Vamos mamá, mira mi dibujo, lo hice para ti."
Tus niños llegaron para darle un significado a tu vida que tal vez antes no tenías.
Para enseñarte a ser fuerte y resiliente.
Para enseñarte a luchar y salir adelante todos los días.
Tus niños te aman con todo y tus defectos y siempre te sacaran una sonrisa.
Tus niños son tu fuerza y aliciente para salir adelante.
Basta con ver esa carita dulce y suave tratando de preguntarse: ¿porque me riñes hoy? ¿Porque andas apuradas? ¿Porque no te ríes? ¿Porque no dejas tu celular?
Es nuestra obligación como padres darles una infancia linda, mágica, contenida en besos, abrazos y presencia.
Nos equivocamos, es cierto.
Tropezamos y nos caemos, pero debemos saber limpiarnos las heridas y pedir perdón.
Aprender a ser padres cada día no es fácil.
Debemos luchar contra nuestro cansancio, penas, temores, situaciones no resueltas.
Para hacer feliz a tu hijo no necesitas darle todo lo que pide, tampoco llevarlo de compras, ni gastar todo tu sueldo en su fiesta de cumpleaños.
Tus hijos te siguen extrañando, aun cuando les des cosas para sustituir tu presencia.
Él necesita que aprendas a ESTAR PRESENTE; que lo escuches, que lo beses, que lo disfrutes.
Imagina lo feliz que se pondría tu hijo si le dieras el mismo tiempo que le das a tu celular o el mismo tiempo que pasas fuera en el trabajo.
Lo mejor para nuestros hijos son los EJEMPLOS DE AMOR.
porque esos EJEMPLOS DE AMOR SE VUELVEN RECUERDOS DE AMOR y cuando un niño tiene en su almacén de memoria BUENOS RECUERDOS DE AMOR, eso lo convierte en una persona con buena autoestima.
Seamos padres presentes, cariñosos, ocupados y preocupados con y para nuestros hijos.
Es el trabajo más importante, el que deja huellas: Formar personas. Personas de bien.
En ellos quedará el amor que pusimos en este camino durante su infancia. Eso es lo único, lo que más queda.
No rompamos su magia y su inocencia
No lastimemos su dulzura y fortaleza.
Abriguemos su corazoncito y llenémoslo de sueños.
Tus niños no tienen la culpa del mal día que tuviste.
Tus niños no tienen la culpa de los problemas con tu pareja.
Tus niños no tienen la culpa de tus frustraciones
ni los malos ratos en tu trabajo.
Tus niños no tienen la culpa de tu impaciencia y mal humor.
No tienen la culpa de tu día a día a prisas, de tus gritos y tu falta de calma.
Tus hijos no tienen la culpa de las heridas de tu infancia, de tus penas, de tus miedos. De tu corazón roto.
Ellos llegaron para sanar, para enseñarte a amar de una manera que no imaginaste jamás.
Tus niños te necesitan, pero entero y con fuerzas, con energía para jugar, con dedicación, para que los escuches mirándolo a los ojos.
Te necesitan firme en tus decisiones.
Necesitan tu calma para que tú le calmes en esos momentos de rabietas o cuando la están pasando mal.
Necesitan tu amor, pero también que le pongas límites.
Si tienes un mal día, ellos sabrán hacerte reír.
Si tienes un mal día, ellos sabrán decirte: " Vamos mamá, mira mi dibujo, lo hice para ti."
Tus niños llegaron para darle un significado a tu vida que tal vez antes no tenías.
Para enseñarte a ser fuerte y resiliente.
Para enseñarte a luchar y salir adelante todos los días.
Tus niños te aman con todo y tus defectos y siempre te sacaran una sonrisa.
Tus niños son tu fuerza y aliciente para salir adelante.
Basta con ver esa carita dulce y suave tratando de preguntarse: ¿porque me riñes hoy? ¿Porque andas apuradas? ¿Porque no te ríes? ¿Porque no dejas tu celular?
Es nuestra obligación como padres darles una infancia linda, mágica, contenida en besos, abrazos y presencia.
Nos equivocamos, es cierto.
Tropezamos y nos caemos, pero debemos saber limpiarnos las heridas y pedir perdón.
Aprender a ser padres cada día no es fácil.
Debemos luchar contra nuestro cansancio, penas, temores, situaciones no resueltas.
Para hacer feliz a tu hijo no necesitas darle todo lo que pide, tampoco llevarlo de compras, ni gastar todo tu sueldo en su fiesta de cumpleaños.
Tus hijos te siguen extrañando, aun cuando les des cosas para sustituir tu presencia.
Él necesita que aprendas a ESTAR PRESENTE; que lo escuches, que lo beses, que lo disfrutes.
Imagina lo feliz que se pondría tu hijo si le dieras el mismo tiempo que le das a tu celular o el mismo tiempo que pasas fuera en el trabajo.
Lo mejor para nuestros hijos son los EJEMPLOS DE AMOR.
porque esos EJEMPLOS DE AMOR SE VUELVEN RECUERDOS DE AMOR y cuando un niño tiene en su almacén de memoria BUENOS RECUERDOS DE AMOR, eso lo convierte en una persona con buena autoestima.
Seamos padres presentes, cariñosos, ocupados y preocupados con y para nuestros hijos.
Es el trabajo más importante, el que deja huellas: Formar personas. Personas de bien.
En ellos quedará el amor que pusimos en este camino durante su infancia. Eso es lo único, lo que más queda.
No rompamos su magia y su inocencia
No lastimemos su dulzura y fortaleza.
Abriguemos su corazoncito y llenémoslo de sueños.