Lo importante no es cuantos años tengo, sino en cuantos de ellos he vivido.
Cuando pasan los años dejamos de contar años y luego sólo contamos momentos.
Si me preguntan mi edad, prefiero decir que tengo muchas miradas en el metro que me han hecho sonreír.
Tengo muchos te quiero, que dije sabiendo, que quién tenía delante no me quería.
Tengo muchos abrazos inolvidables, e irrepetibles de quién me los dio y ya no está más.
Tengo noches de hospital al lado de alguien que me importaba y madrugadas pensando en una persona a quién no le importaba.
Tengo veranos que fueron infinitos y fríos inviernos de soledad absoluta.
Tengo noches sin dormir y algunas lágrimas gastadas en cosas que no importaban
Tengo carcajadas de ésas que hacen que te falte el aire y sonrisas por compromiso
Tengo errores que volvería a cometer y no me arrepiento
Tengo miles de cenas, pero pocas como aquéllas
Tengo adioses. En uno de ellos no quise despedirme
Tengo tantas cosas por decir y que nunca diré.
Para quién quiera saberlo, ésa es mi edad..."
Texto: José Saramago