¿QUÉ FORTALECE Y EDIFICA EL MATRIMONIO?
–Darse los buenos días y un abrazo fuerte siempre.
–Tener actos de servicio uno para el otro.
–Hacer reír con locuras y ocurrencias al otro.
–Hacer de la convivencia cotidiana un espacio ameno.
–Compartir todas las tareas del hogar.
–Involucrarse en la crianza y educación de los hijos.
–Decirse las cosas de frente y no ponerse en mal.
–Apoyarse en todos sus proyectos y metas.
–No traspasar la delgada línea de respeto a irrespeto.
–No dormirse enojados, sino buscarse cada noche para pedirse perdón y arreglar las cosas.
–Abrazar, acariciar y besar sin que uno se lo tenga que pedir repetidamente al otro.
–Guardarse, los cumplidos agasajos y las palabras lindas únicamente para el cónyuge.
–Tener una salida a solas al menos una vez al mes.
–Mostrar interés sincero en las necesidades del cónyuge.
–Con hechos demostrar que el bienestar de la relación de pareja es una prioridad.
Y de lo más principal:
–Ser humildes y reconocer que necesitan a Dios.
–Congregarse para aprender sobre principios y valores y practicarlos en el día a día.
–Orar sin falta con y por el cónyuge.
–Servir en un ministerio juntos como pareja.
–Ser verdaderos intercesores uno por el otro, ayudarse en sus áreas débiles y robustecer sus áreas fuertes.
Para esto, se debe invertir tiempo, dedicación y recursos económicos para pasar talleres de restauración matrimonial; pero se requiere que los dos tengan claro el compromiso del matrimonio, que es un taller de formación y aprendizaje que nunca acaba.
Un matrimonio no funciona por casualidad o porque le tocó un buen hombre, o le tocó una buena mujer, se aprende a ser un hombre sabio y una mujer sabia.
Un matrimonio tampoco funciona con solo ir a cabecear a la Iglesia y pasársela pidiendo oración por él, sin que haya un compromiso real de luchar por él.
Un matrimonio funciona cuando se toman decisiones concretas de cambio y es un compromiso de los dos en buscar y aplicar consejos sabios que los lleven a tener una relación estable, saludable e indestructible.
Un matrimonio funciona cuando ambos tienen a Dios en su corazón y están comprometidos uno con el otro.
Es el resultado de aplicar consejos y vivir bajo principios inquebrantables, cambiar malos hábitos, trabajar en equipo, sin rendirse, ni desenfocarse.
Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
(Mateo 19:6).