Señor mío, te alabo y te bendigo en el amanecer de este nuevo día. Mi diálogo diario me ha convencido cada vez más de tu presencia en mi vida, por eso ahora, al entrar a este nuevo día, quiero hacerlo hablando contigo y entregándote cada uno de mis actos. Te suplico que me regales mucha tolerancia para respetar a todos aquellos que, por ser diferente a mí, me molestan y me perecen difíciles de tratar.