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miércoles, 5 de enero de 2022

Cuando una madre muere

 



Cuando una madre muere, 
todo acaba. 
Pero uno sigue ahí, 
como viviendo.
Incluso sonriendo, 
te diría.
Es más, algunas veces
te sorprendes,
contándole algún chiste
a los amigos,
o bailando feliz 
en una fiesta. 
Y puede que hasta a ratos 
se te olvide
que todo se acabó 
y se fue con ella. 
Y sigues levantándote
a las siete
para ir a trabajar, 
y desayunas, 
y te da por cantar
mientras te duchas,
y dices buenos días
a la gente
que te vas encontrando.
Y ellos piensan.
-¡Qué feliz se le ve,
lo tiene todo¡
Y no saben que no,
que eso es mentira. 
Y tú sigues, prosigues,
continúas.
Almuerzas, vas al cine 
como antes.
Te acercas a la feria 
con los niños,
y mientras que la noria
va subiendo,
los ojos se te van 
al infinito.
Y conversas con unos
y con otras, 
y sales a cenar 
con tu familia
y celebras la vida 
como siempre.
La vida, que se fue 
aquel mismo día.
Cuando una madre muere,
todo acaba.
Y a veces se te va
de la cabeza,
que ya no estás aquí, 
que te moriste
cuando ella se murió.
Y te enamoras, 
y vuelves a nacer 
en cada beso.
Y llenas de ilusión
tus ojos tristes.
Y parece que todo
se ha curado.
Y ves como tus hijos
van creciendo.
Y un día tú no estás,
y ellos se quedan,
mirando en una noria
al infinito.
Cuando una madre muere,
todo acaba…
Autora: Magdalena S. Blesa