Pasamos mucho tiempo ganándonos la vida, pero no el suficiente tiempo viviéndola.
Hay un dilema tan grande…
Las personas trabajamos y trabajamos para lograr nuestras metas, cumplir nuestros sueños y ganar mucho dinero y, luego...
en el ocaso de nuestras vidas, perdemos ese mismo dinero para recuperar nuestra salud.
Que irónico, para recuperar nuestra vida.
A veces por pensar demasiado en el futuro, olvidamos vivir el presente y, lo peor, es que no vivimos ni el presente y tampoco disfrutamos el futuro.
Vivimos sin pensar que la vida es tan corta y, morimos como si nunca hubiésemos vivido.
Siempre lamentándonos por lo que no hicimos.
Nos arrepentimos de todo lo que pudimos haber hecho. Lastimosamente, nos damos cuenta cuando ya es demasiado tarde.
Tarde para darnos cuenta de todo lo que se pudo hacer y no lo hicimos a tiempo, tarde para querer remediar lo que ya no tiene solución.
Cuando dejemos de escudriñar nuestro pasando y entendamos que tampoco podemos modificarlo a nuestro antojo, es ahí cuando despertaremos del sueño en el que estamos.
Es por eso que no hay nada mejor que vivir el presente y el estar con la plena consciencia del momento.
Vive y disfruta cada momento… disfrutemos de lo que la vida nos regala.