Ahora la tristeza pesa más
que en los años de juventud,
antes la angustia que vivías durante días
se escurría como la nieve al llegar la primavera
y te convertias rápidamente en una flor...
Pero los años no llegan solos
y te vuelves con el tiempo
cada vez más frágil
a los abrazos del dolor.
Ahora la tristeza se impregna
en los cansados años viejos
y no se disipa como el rocío al sol,
te vuelves frágil como las hojas de otoño
y te quiebras en los caminos equivocados
dónde sueles caer sin tener casi fuerzas
esperando el pie pesado de quién se prepara
a darte siempre un pisotón.
Ahora la tristeza ya no es una pena inquieta
y se vuelve amarga como un veneno
matando poco a poco los latidos
del ya agobiado corazón,
el cuerpo se vuelve débil a la lucha
a pesar de que el alma
haya aprendido cada lección.
La tristeza pesa más que en los años de juventud
y se vuelve verdugo de los años viejos
ya sufridos y decadentes,
a veces sin consuelo
y con demasiada decepción.
Isabel Borbon
que en los años de juventud,
antes la angustia que vivías durante días
se escurría como la nieve al llegar la primavera
y te convertias rápidamente en una flor...
Pero los años no llegan solos
y te vuelves con el tiempo
cada vez más frágil
a los abrazos del dolor.
Ahora la tristeza se impregna
en los cansados años viejos
y no se disipa como el rocío al sol,
te vuelves frágil como las hojas de otoño
y te quiebras en los caminos equivocados
dónde sueles caer sin tener casi fuerzas
esperando el pie pesado de quién se prepara
a darte siempre un pisotón.
Ahora la tristeza ya no es una pena inquieta
y se vuelve amarga como un veneno
matando poco a poco los latidos
del ya agobiado corazón,
el cuerpo se vuelve débil a la lucha
a pesar de que el alma
haya aprendido cada lección.
La tristeza pesa más que en los años de juventud
y se vuelve verdugo de los años viejos
ya sufridos y decadentes,
a veces sin consuelo
y con demasiada decepción.
Isabel Borbon