Este año me quiero hacer un árbol de navidad especial. Pero verdaderamente hermoso.
No lo pondré en el comedor.
Lo haré en la mente.
Con cien mil ramas y un billón de bombillas.
Y todos los regalos que no están en los escaparates.
Un rayo de sol para el gorrión que tiembla.
Un ramillete de violetas para el césped helado.
Un aumento de pensión para el jubilado.
Y luego juegos, juguetes, todos los que puedas abarcar con la mirada.
Un millón, cien millones, de hermosos regalos para esos niños que no tuvieron nunca un regalo de navidad, para los que todos los días son iguales y nunca es fiesta.
Porque si hay un solo pequeño que se queda sin nada, llorando, en navidad, es que algo está yendo muy mal.