Tomarnos un café en soledad cura nuestra alma.

 

A veces una taza de café es una invitación para que alguien entre a tu vida.
Una taza de café puede ser la excusa perfecta para una conversación de horas y luego vienen las mariposas en el estómago. 
Cuando despiertas de la magia del café te das cuenta que han pasado años, que tienes 2 hijos maravillosos pero estas en un juzgado firmando el divorcio. 
Te das cuenta que estas al frente de alguien que no conoces, te das cuenta que un juez debe decidir sobre tu vida. 
Que ironía de la vida, un día te bajan la luna y al otro día si estas en el desierto y necesitas agua ten por seguro que esa ayuda no llegará. 
En el divorcio es cuando realmente se conoce a tu compañero de vida. Solo ahí aflora la verdadera personalidad. 
Por eso con el tiempo aprendemos a valorarnos más, a entender que un café no se comparte con cualquiera. 
Con el tiempo aprendemos a proteger nuestra paz.
Aprendemos que tomarnos un café en soledad cura nuestra alma.