Y entonces me amé así, sin darle gusto a nadie…
Me amé sin esperar flores, sin esperar piropos, ni regalos, me amé porque me sentí linda, porque me miré al espejo y me gustó lo que vi.
Me vi linda, me miré de pies a cabeza y vi mi verdadero valor, ese que no tiene comparación con nada, que no se compra con nada, me vi linda y sola y fui feliz.
Por primera vez me amé tal y como soy, me sentí el ser más valioso que ha pisado este mundo y confirmé que no tengo comparación, porque puedo ser fuego, pero también un mar de llanto.
Me amo y eso es lo único que me importa, me amo como nadie nunca me amará.