Me has dejado olvidada
en algún rincón de tu memoria,
llena de ese pequeño y fino polvo
que se va acumulando con los años.
Yo era tu niña mimada la que le
aguantabas berrinches y dramas millón.
Que en muchas ocasiones te hizo reír,
rabiar y quizás en algún momento sentir tu
sangre arder.
Ahora no soy nada, algo que se desvanece,
que ya estorba, que te hastía.
No le puedo echar la culpa a ella,
porque antes de ella había alguien,
antes de mí también.
Dirás que son celos,
que estoy loca.
Pero se te olvida que a veces no hacen
falta palabras.
Que lo sientes, lo percibes, en los silencios
en la indiferencia.
No lloraré.
Pero no sigas insistiendo en mí locura.
Mejor déjame ahí,
en ese rincón entre el polvo y el
olvidó...