Me gustaría escribir de las cosas importantes:
Poder gritar contra la injusticia,
levantar a los débiles con mis manos
cuando mantenerse en pie sea un esfuerzo
y dejarse caer parezca el mejor camino.
Me gustaría romperme los nudillos
cada vez que a alguien no le dejan
abrir las manos para escoger lo que quiere.
Perder la voz para quien no tiene oídos que le escuchen.
Me gustaría escribir del mundo y sus cenizas,
de las guerras entre hombre y hombre,
de todo lo que se sabe pero no se dice,
de todo lo que se espera pero no se lucha,
de todo aquello que es nube gris
y debería cambiar.
Me gustaría escribir el nombre de todos
y cada uno de los niños con hambre
que con corazón noble te ofrecerían
la mitad de su pedazo de pan duro.
Me gustaría devolverles la infancia
que borra de un soplo la pobreza.
Me gustaría subrayar a las mujeres valientes
que dieron su vida
para que sus hijas tuvieran una mejor.
Alentar a quien desesperado huye
con un ruego constante:
Seguir existiendo.
Nadie desea para los suyos un infierno de herencia.
Me gustaría dejar de esperar buenas noticias
y tenerlas.
Luchar siempre por un mundo más puro,
más limpio
más libre
y más justo.
Las flores que vendrán (Raquel Beck)