Inhala los momentos, exhala lo que te preocupa y abraza lo que te sume, siempre, siempre. Revienta lo que te rodea de amor y cariño, a pesar de que no te deseen lo mismo. Dicen que cada cuál da lo que es y qué cierto es eso.
Sé atípic@, diferente, que no pasa nada. Echa de menos y de más. Di los te quiero que quieras decir antes de que se conviertan en los te quiero que querías haber dicho, aunque no los escuches de vuelta.
No esperes más, no hay nada que esperar y disfruta lo que tienes que al fin y al cabo es lo que tendrás.
Acepta que lo que vino fue por algo y lo que no llegó es porque no es para ti sin más.
Emociónate, llora si es necesario, no es malo. Agarra esos recuerdos y exprímelos porque en tu corazón estarán. Crea también otros nuevos y retenlos porque algún día falta te harán.
Agradece a todo lo que te hizo ser quien eres, cómo eres, sea bueno o malo, eso ya da igual.
Grita noes si te da la gana y acepta lo que venga de aquellas personas que te quieren aunque te cueste aceptar.
Háblate en voz alta, sea por donde sea, da igual si piensan que loco estás. Es tan sabio y bueno hacerlo que incluso hay que hacerlo más.
Ríete del mundo, ríete de ti y contigo siempre sabiendo que es sano aceptar. Que te quieres y te valoras, pero que los dramas los dejas atrás.
No bajes la cabeza nunca, la frente en alto y con orgullo por ser quien eres pese a quien le pese, eso te debe dar igual.
Nunca bajes la guardia, aunque suene triste, porque nunca se sabe, pero lo mejor siempre está por llegar.
Patricia Girol