¿Aun lo extrañas?
¿A quien? ¿Al amor de mi vida? No, Ni un poquito.
Que rara eres. ¿Cómo puede ser el amor de tu vida alguien a quien ni siquiera extrañas?
¿Sabes que pasa cuando las frutas maduran, no?
¿Se separan del Árbol?
Así es. Mi amor ahora es como una fruta madura. Y me he separado de mi árbol. Y madurar implica saber dejar ir, incluso cuando se trata del amor de tu vida. Por eso no lo extraño. Al final y al cabo. Si la vida quiere, nos volverá a juntar. Y si nunca sucede, recordaré algo: él me hizo conocer el amor, y mas que eso, me hizo madurarlo, aprender que amar, no significa poseer.
Desconozco al autor...