Un día por fin entendí todo, no importa cuánto des, no importa cuánto ames, si no estás en los brazos correctos eso no vale nada.
También entendí que para estar en los brazos correctos basta con mirarse al espejo y abrazar tu esencia, porque si no te amas a ti primero,
cómo puedes esperar que alguien lo haga.