“Gracias, Señor mío, por darme oportunidades nuevas cuando creo que todo está perdido. Te entrego todas las situaciones incómodas y difíciles que estoy atravesando, sé que esos nuevos retos serán para fortalecer y hacer crecer mi fe. Sé Tú, quien me ayude a superarlas con optimismo y valentía. Muchos a mi alrededor vendrán con pesimismo y a decirme que no puedo, pero escondo mis oídos a esas voces grises y me escudo en tu palabra: “Confía tu suerte al Señor, y Él te sostendrá: nunca permitirá que el justo perezca” Confiado en esas Palabras, pide al Señor su bendición que Él no es un Dios mezquino ni niega a sus hijos la oportunidad de sobreponerse y salir victoriosa.