Madurar es volverse una mejor persona. Así dejo de culpar a otros por lo que hago mal, y puedo cambiar para volver a escribir mi historia. Al fin descubro que si yo no me amo con locura nadie lo hará por mi, y dejo de sufrir por amor, pues ya no permito que me lastimen; así dejó de ser la víctima, decido vivir en paz, y me doy permiso de ser feliz.