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domingo, 18 de febrero de 2018

Cuando me siento abandonada

Sabes Dios, me diste el don de escribir, de endulzar la tristeza con fantasía y opacar el gris con una sonrisa. Pero hace un tiempo que me siento abandonada, me siento vacia, me siento perdida en este mundo; en mi mundo. La música solo me produce recuerdos, algunos fríos, otros simplemente buenos recuerdos; los placeres de la vida, esos que me alejan de ti, me brindan una llama de felicidad instantánea, no creo que deba decirte esto porque tú conoces mi ser.
No intento reprocharte ni mucho menos, solo Dios ¿por qué me trajiste hasta acá? ¿Qué buscas de mí? ¿Qué quiero yo de mí? ¿Por qué intento buscarme insaciablemente y solo me encuentro en la nada? Nada, una simple palabra que abarca sentimientos de angustia, dolor, tristeza, soledad e infinidad de nada.
Dios, qué hago con el nudo atado a mi corazón que bloquea mi vida, dame un puñal para cortarlo de raíz o dame tus manos para desatarlo. Perdona si me quejo sabiendo que tu creación sufre por enfermedades, pobreza, guerra, inundaciones, sufren de no tenerte a ti. Y yo que lo tengo todo y no tengo nada, que lo veo todo y no entiendo nada, que lo puedo todo y no intento nada, yo Dios, sufro de lo peor que le puede pasar a un ser humano, eso es tener pobreza en el alma, tristeza en el corazón, inundaciones y tormentas en mi cabeza. Yo Dios, sufro porque sé que me esperas con tus brazos abiertos y aun así no te quiero tener aquí.
Perdona mi cinismo y mi rebeldía, por querer tenerte y no obedecerte, por querer saciarme de ti y no agradarte, testarudas son mis ganas de sufrir teniéndote a ti, terca forma de vivir, mi alma manchada con la impureza y vanas alegrías de este mundo, este mundo que creaste y sin mayor elección nos tocó vivir.
Dios, solo intento desahogar esta furia que arrasa mis sentidos y nubla mi razón, esta ira que no me permite ver tu luz, esta fuerza oscura que penetra mi interior y me ahoga en la profundidad de una depresión. Quizás quien lea esto me reproche porque no veo la vida de otra forma, realmente no me importa porque solo basta estar apresado en la angustia y el miedo del “No le encuentro sentido” para sincerar y desnudar cada parte que compone mi ser, mis perfecciones e imperfecciones, mi bondad y mi maldad, mi conciencia e ignorancia.