Lo bonito es que la vida te enseña que después de una gran tormenta, siempre vuelve a salir el sol y entonces te das cuenta de todo lo que has avanzado en tu vida y de lo que has crecido como persona, porque has podido salir adelante en las peores circunstancias y aunque tengas que abrir el paraguas varias veces y haya ocasiones en las que incluso un gran chaparrón llegue a mojarte de los pies a la cabeza, al final la luz del sol vuelve a iluminar tu vida y ese período de lluvias y tormentas es el abono que hace florecer el paisaje de tu vida y te fortalece como persona, ayudándote a conocerte mejor y a darte cuenta que eres más resistente de lo que imaginabas.