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sábado, 15 de octubre de 2016

Un día decidí caminar


Un día decidí caminar en una dirección, y la "vida" me frenó.
Al día siguiente emprendí un nuevo camino, y la "vida" me ayudó.
En el tercer día comprendí, que la "vida" ni frena, ni ayuda, si no que es mi sentir, el que me da motivos para seguir o para detenerme.
Fuera de lo convencional, la mente se pierde en probabilidades.
"Dentro" de uno mismo se aya la paz mental.
El camino no existe, lo acertado y lo no acertado, solo es un juicio carente de sabiduría.
La libertad inunda nuestras vidas tan profundamente, que somos incapaces de apreciarla, y vamos buscando el sentido correcto, sin caer en la cuenta de que nosotros mismos somos el propio sentido. Nosotros somos la libertad materializada. Fuera de nosotros no existe nada, pues si no eres... 
Nada es.
Entonces decidí contemplar la plenitud de los acontecimientos, sin interponer mi deseo a la esencia de las manifestaciones.
Seguidamente, la tierra fue mi materia, las aguas mi sangre, el aire mi espíritu.
Y así, vencido en mi orgullo, me liberé de la carga de la responsabilidad.
Ahora si quiero llorar observo el mar. Si quiero reír observo una flor. Si tengo algo que decir, me lo digo a mi mismo.
Quieres más?... Suma. Quieres menos?... Resta. En nada afectará el resultado, pues el final fue determinado por el principio.