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martes, 25 de octubre de 2016

Dios te bendiga,hoy y siempre


Cosas que aprendemos a medida que pasan los años A medida que pasan los años descubrimos que si tan sólo los seres humanos nos esforzamos en ser personas de bien, con grandeza en el corazón y el alma, este mundo que nos trae de cabeza, sería mucho mejor.
También he aprendido que damos valor a lo que no lo tiene, y las cosas importantes las dejamos de lado. La vida te enseña que no es mejor persona el que todo lo tiene, sino el que es bondadoso de corazón. Todos buscamos ser amados y apreciados, y al no conseguirlo caemos en el error de comprar el cariño de los demás.Y sí, según pasan los años así lo voy confirmando: conviene alejarse de las personas egocéntricas, aquellas que viven halagándose a sí mismos. Por el contrario, es sabio rodearse de personas que te pongan a ti primero antes que nada. Nada ni nadie debe darse el lujo de tratarnos como de su propiedad, ni de hacer con nosotros lo que ellos quieran.El amor se debe dar así sin más, de lo contrario no es amor. Este mundo no es perfecto, las personas no lo somos, y por ello hay que tener mucho cuidado de a quién entregamos nuestro amor y confianza, tiempo, esfuerzo y sacrificio. Porque la persona que recibe eso de ti, debiera ser alguien que no piense sólo en sí misma, debe ser alguien que se alegre de tus logros y te preste sus brazos cuando caes. Debe ser alguien que esté siempre a tu lado, no sólo para lo bueno sino también en los peores momentos. Si te entregas en cuerpo y alma a alguien que no sea así, caerás y al hacerlo tendrás que levantarte sola. Una relación así no te conviene nada, porque te lleva a ser quien siempre da, recibiendo algo sólo cuando las cosas estén bien.
NADA de apegos, nunca son buenos, porque al apegarte a alguien siempre estarás dependiendo de esa persona para todo. Si algo quieres, ve a por ello: que nada ni nadie te lo impida, pues tú sabes qué es lo que te conviene y qué mereces. Hay que ser buenas personas, conviene amar, pero sin apegarse tanto como para perder la voluntad propia.
Sé fiel a ti mismo. Sé la persona que siempre querías ser, vive conforme a tus propios criterios, a lo que a ti te hace feliz, no a lo que los demás piensan que te haría feliz. Si quieres amar, ama libre y plenamente, no te avergüences de decir “te quiero” o abrazar a quien te dé la gana, de reír hasta que te duela la panza y decir garabatos si te parece que sería lo que se merece quien está contigo. No vivas de forma reprimida, y aunque esto parezca un poco fuerte, sólo con los años aprendemos que no tenemos por qué callar cuando debemos hablar.